Estos días la cosa va de arroces. Me chifla este ingrediente. Cuando llego a casa cansada, como sola o no tengo mucho tiempo para cocinar, siempre me hago arroz blanco con un poco de ajo y a correr. También era siempre lo que le pedía a mi madre que me cocinara cuando era pequeña y llegaba mi cumpleaños. Ella lo prepara y le queda delicioso. Me acuerdo que si lo cenábamos y sobraba siempre me lo acababa frío al día siguiente. Me encantaba llegar a casa y ver la cazuela en la que lo hacía reposando. ¡Siempre levantaba la tapa y con una cucharita probaba un poquito!
El que he hecho yo hoy lleva zanahoria, un ingrediente que mi abuela siempre agregaba al arroz y cuando lo pongo yo me recuerda mucho a ella. Ahí va la receta. Espero que os guste.
Ingredientes:
1 zanahoria
1 taza de arroz
4 dientes de ajo
2 tazas y media de agua
Medio calabacín o uno pequeño
1 tomate de huerta maduro
Preparación:
Pelamos en taquitos el calabacín y en rodajas la zanahoria. Pelamos dos dientes de ajo y los ponemos a dorar en una olla. Cuando empiece a estar crujientito añadimos el vaso de arroz y los dos medidas y media de agua. Ponemos sal y echamos la zanahoria y el calabacín. Dejamos cocerse hasta que se vapore el agua. Mientras tanto pelamos los otros dos dientes de ajo y los doramos en otra sartén. En tanto que se van haciendo, pelamos en tacos el tomate natural de la huerta. Lo ponemos con los ajos hasta que se haga una salsita rica. Hay que echarle una pizca de azúcar para que no quede muy amargo. ¡Que no se nos olvide la sal! Cuando se haya evaporado del todo el agua del arroz, le ponemos esta salsa de tomate con ajito. Se le puede poner orégano pero a mí esta vez se me ha olvidado, la verdad... El plato está bien bueno.